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Recientemente, varios países de la región – Colombia, Ecuador, Nicaragua y Perú, entre otros – están impulsando estrategias y programas de desarrollo infantil temprano de amplio alcance y cuya naturaleza implica la concurrencia de distintos servicios, por ejemplo: el cuidado de la salud antes y después del nacimiento, la lactancia materna, la nutrición complementaria, el monitoreo del crecimiento y desarrollo de los niños, la estimulación temprana y la mejora de las prácticas de crianza de los padres.

El éxito de estas estrategias y programas dependerá de la capacidad de los Gobiernos de alinear los objetivos de los diferentes actores institucionales públicos y privados involucrados en el financiamiento y provisión de los servicios que forman parte del “combo” de prestaciones que llamamos desarrollo infantil temprano. Pero ¿qué hemos aprendido en la región en las últimas décadas sobre la implementación de intervenciones de carácter inter-sectorial?

En mi intento por contestar a esta pregunta, quiero compartir algunas reflexiones sobre las lecciones que nos han dejado los programas de transferencias monetarias condicionadas (TMC), los cuales también se basan en el éxito de la sinergia de sectores. Como muchos de ustedes saben, estos programas constituyen una de las revoluciones más importantes de la política social en América Latina y el Caribe. En ellos se combina una transferencia directa en efectivo a hogares pobres – para aliviar una insuficiencia en el consumo – con el requisito de llevar a los niños a los controles de salud preventiva o de matricularlos en la escuela – con el fin de aumentar su capital humano. Por nombrar algunos, se trata de programas como Oportunidades en México, Familias en Acción en Colombia, Solidaridad en República Dominicana, Juntos en Perú, Bolsa Familia en Brasil, Bono 10,000, en Honduras, o el Bono de Desarrollo Humano en Ecuador.

No cabe duda de que dichos programas han tenido un efecto significativo sobre la pobreza y han reducido las desigualdades de ingresos y consumo en varios países de la región más desigual del mundo. Además, las TMC  han generado una mayor utilización de servicios de salud y educación por parte de las familias pobres. Sin embargo, el impacto de las TMC sobre los resultados finales en educación y salud  han sido inferiores a los esperados. Por ejemplo, se han incrementado las visitas preventivas al médico pero, en la mayoría de los países, no se ha observado una mejora en el estado nutricional de los niños.

El desafío complejo y todavía no resuelto tiene que ver con lograr sinergias entre las TMC y la provisión de servicios de calidad para sus usuarios. La premisa fundamental para la efectividad de las TMC es la existencia de coordinación de la inversión de los diferentes sectores (salud, nutrición y educación) para mejorar el acceso de los más pobres a los servicios de calidad. Sin embargo, el cumplimiento de dicha premisa en la región ha sido muy heterogéneo por varias razones.

Entonces, para responder a la pregunta inicial, sobre las lecciones que nos dejan las TMC para la implementación de programas y estrategias inter-sectoriales de desarrollo infantil, resumo las siguientes:

  • El alineamiento entre sectores no se va a dar por sí solo.
  • Necesita de mandatos claros y de apoyo político del más alto nivel.
  • Requiere un gran esfuerzo de coordinación y de planificación presupuestal y operativa central y territorial.
  • Son necesarios mecanismos de rendición de cuentas basados en la verificación de la asignación presupuestaria, las metas de cobertura y los estándares de calidad mínimos en la provisión de servicios.
  • Podría beneficiarse de la introducción de incentivos por desempeño (que premien cobertura y calidad) para los proveedores.

La implementación de políticas públicas de desarrollo infantil temprano vuelve a recordarnos el desafío de la coordinación inter-sectorial.  Los esfuerzos exitosos por articular a los sectores sugieren que el todo puede llegar a ser mucho más que la suma de sus partes. Al mismo tiempo, los propios programas y estrategias de desarrollo infantil podrían estrechar su sinergia con las TMC. ¿Para qué? Para re-enfocar los programas de transferencias condicionadas hacia uno de sus objetivos primordiales: incentivar la acumulación de capital humano desde los primeros años de vida.

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Programas inter-sectoriales: ¿qué hemos aprendido?
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