Por María Caridad Araujo.
Estoy a punto de comenzar la conferencia “Every Child’s Potential: Integrating Nutrition, Health, and Psychosocial Interventions to Promote Early Childhood Development” en la bellísima cuidad de Nueva York. Y a propósito de la ocasión, recuerdo que la última vez que estuvimos reunidos con este grupo en el taller que se realizó en agosto de 2012 hablamos sobre ¿cómo integrar intervenciones de nutrición y de desarrollo infantil en forma efectiva y práctica?
La reunión de hoy y mañana, así como la de agosto del año pasado, fueron largamente soñadas por Pat Engle y se han llevado a cabo exitosamente por su grupo de grandes amigos y colaboradores del Global Child Development Group (Maureen Black, Lia Fernald, Sally G. McGregor, Ted Wachs, Susan Walker, Aisha Yousafzai, y Mandana Arabi).
Una de las preguntas más importantes en el taller anterior fue que si bien cuando el diseño es bueno, la integración de programas puede funcionar en términos de beneficios para los niños; hay que ser cuidadosos en definir bien qué es lo que se quiere decir con la palabra integración: ¿es el contenido de la intervención el que se integra (como en las intervenciones en India o Bangladesh que se presentaron en las sesiones) o es más bien la plataforma de la entrega de estos servicios la que funciona como integradora?.
Las intervenciones de estimulación temprana pueden ser complementarias a las intervenciones nutricionales si la presencia de una aumenta el impacto de la otra. Esto es algo bien diferente de la cuestión de la focalización de programas de estimulación a niños desnutridos, que lograrían un aumento en los retornos económicos en relación con una intervención menos focalizada. Y otra forma diferente de sinergia de programas también puede producirse si el impacto de la estimulación es independiente de los efectos de una intervención nutricional, pero que el coste total de la entrega de ambos servicios es menor porque los dos se administran conjuntamente por temas de infraestructura, uso del personal, etc. En conclusión, es importante analizar todos estos factores, ya que si bien una intervención integrada puede tener menor costo, por ejemplo, porque los servicios de ambas intervenciones se proveen en un solo lugar (centro de salud o hasta en un hogar), el contenido podría no ser el adecuado; y entonces la intervención seria barata pero no efectiva …
Uno de los paneles de agosto nos demostró que la evidencia existente en intervenciones integradas de nutrición y desarrollo infantil es muy poca. Sólo sabemos algo muy interesante que nos cuenta Sally Grantham Mc Gregor sobre visitas domiciliares junto con la entrega de micronutrientes en Colombia; y otro tanto sobre alimentación responsiva y micronutrientes en Bangladesh que explica Frances Aboud. Sally discute que los beneficios de la entrega de micronutrientes en el contexto de un programa de visitas domiciliares de estimulación a hogares con niños pequeños Colombia son ínfimos y que los efectos en desarrollo infantil se ven sólo para niños mayores de 18 meses, mientras que Frances nos comparte que uno de los grandes determinantes de una buena alimentación responsiva (más allá de la provisión de micronutrientes al hogar ) es la capacidad de resolución de problemas de la madre. En agosto, la misma Pat nos contó sobre los efectos positivos en varios indicadores de desarrollo infantil de la iniciativa de juego y alimentación responsiva en India, mientras que el programa de nutrición sin alimentación responsiva no tuvo ningún efecto. También el Dr. Butta, Lia Fernald, Jena Hamadani y Peggy Bentley nos cuentan sobre experiencias similares en Bangladesh, Pakistán y México.
Me resultó interesante que la experiencia de Colombia, junto con la del CONAFE de México son los únicos programas de América Latina con un enfoque integrado que se presentaron en este taller
Esta última reflexión, me lleva a pensar directamente en varios estudios recientes que miran los resultados de largo plazo de intervenciones nutricionales en varios indicadores (ver sesiones de “Food and nutrition” y “Early childhood Development” de la conferencia NEUDC en Hanover en Noviembre pasado); y, más especialmente, al estudio de un programa de transferencias condicionadas (la Red de Protección Social) en Nicaragua y sus resultados luego de 10 años. La presentación de Tania Barham, Karen Macours y John Maluccio en la sesión 2 de la misma conferencia, muestran los alentadores resultados de como en PTMC con dos condicionalidades, una de nutrición y salud; y la otra sobre educación, tiene efectos importantes sobre el desarrollo infantil.
Me enorgullece que dos países de la región estén demostrando efectos positivos y estén siendo presentados tan exitosamente en los ámbitos académicos. Ahora solo queda poner manos a la obra y aprender de cómo se implementan efectivamente… el tema del taller de ahora, casualmente.
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