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Por María Caridad Araujo.
Con frecuencia, quienes se encargan del diseño de políticas públicas, conocen programas o intervenciones que han sido evaluadas y han demostrado resultados exitosos en un país. Es común entonces que se enfrenten con la pregunta sobre la factibilidad de transferir esta experiencia al contexto de su propio país. A medida que contamos con mayor evidencia sobre la efectividad de programas de desarrollo infantil en América Latina, esta es una pregunta que surge una y otra vez.
La transferencia y adaptación de una intervención debería ser más sencilla que la innovación, o la creación de una intervención nueva, pues lo que se replica ya ha sido probado antes. Sin embargo, este no es un proceso con éxito garantizado y hay decenas de ejemplos en los cuales este tipo de transferencias han fracasado. En este artículo quiero compartir seis consejos sobre los aspectos que hay que tener en cuenta para hacer que las transferencias de experiencia sean exitosas:
Primero, no perder de vista el desafío. El objetivo debería ser adaptar una intervención a otro contexto (cultural, socioeconómico, geográfico) conservando los elementos esenciales de su diseño y de su metodología de trabajo, pero nunca manteniendo estática la teoría de cambio. Esta debe corresponder al contexto en el cual se implementa la intervención.
Segundo, los ingredientes para preparar la adaptación. Ante de pensar en adaptar o adecuar un programa que ha funcionado en un país al contexto de otro, necesitamos asegurarnos que contamos con una excelente comprensión de los siguientes elementos:
1. Los componentes esenciales de la intervención y cómo estos se llevan a la práctica.
2. El contexto en el cual se va a aplicar la intervención.
3. Cómo se alinean los intereses de los actores involucrados con esta idea.
Tercero, la preparación del proceso de adaptación. Con los ingredientes a mano, es necesario enfocar nuestros esfuerzos en los siguientes pasos:
1. Identificar las principales similitudes y diferencias entre los contextos -el de origen y el de destino- que tienen efectos sobre la teoría de cambio de la intervención.
2. En el contexto de destino de la intervención, evaluar cuán esenciales son cada uno de los componentes clave del programa que se quiere transferir.
3. Identificar los insumos esenciales que se deben movilizar para que esta intervención pueda implementarse.
4. Diseñar una estrategia para negociar el proceso de adaptación con todos los actores involucrados.
Cuarto, pensar en los detalles. Es imposible elaborar un estudio cultural a profundidad cada vez que se adapta o transfiere una intervención. No obstante, es indispensable entender suficientemente bien los elementos esenciales del contexto, por ejemplo: ¿cuáles son las ideas locales sobre la infancia y el juego? ¿Qué creencias, preferencias y prácticas comparten las familias de esta localidad? Puede haber prácticas y valores locales que entren en conflicto con los objetivos de nuestro programa, por ejemplo la tolerancia al castigo físico, o expectativas sobre los roles de género. Es importante identificar estos casos en forma oportuna y tomar una decisión sobre cómo la intervención va a responder a ellos.
Quinto, lengua e imágenes. El material del programa debe traducirse a la lengua local. La traducción debe ser comprensible para quien la va a utilizar. Aquí hay que tomar en cuenta cuál es el nivel de educación y de alfabetización funcional de los proveedores del programa; desafortunadamente en las zonas más pobres de nuestra región, éstos pueden ser todavía bastante incipientes. También otros materiales lúdicos, como juguetes, libros, imágenes, canciones en los programas de desarrollo infantil, deben adecuarse al contexto local para que las familias se reconozcan en ellos. En este proceso se necesita trabajar con ilustradores y artistas locales.
Sexto, la apropiación local. El éxito y sostenibilidad de la intervención que ha sido transferida y adaptada depende en gran medida de que la comunidad que recibe el proyecto lo haga suyo. En este proceso, es indispensable la participación de los actores clave, tanto políticos, como de la comunidad. En última instancia, si la comunidad no piensa en este como su programa, entonces algo habrá fallado en el proceso de transferencia y adaptación.
En tu experiencia, ¿qué otro detalle se debe tener en cuenta? ¿Sabes cómo transferir programas de un contexto a otro? Comparte tu experiencia en la sección de comentarios abajo o participa de la conversación en @BIDgente
María Caridad Araujo es economista líder en la División de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
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