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por Pablo Ibarrarán, Marcos Robles, Nadin Medellín, Mayra Sáenz y Marco Stampini.    

Suficiente evidencia ha demostrado que la región de América Latina y el Caribe ha reducido exitosamente la pobreza y ha logrado mitigar otras divisiones importantes en términos de desigualdad. Aunque hay una clara relación entre la reducción de la pobreza y el crecimiento de la clase media, también hay un vínculo significativo que necesitamos tener presente, los vulnerables.

Se ha utilizado dicho término para identificar a las personas que no son pobres (su ingreso o consumo diario supera los 4 dólares) pero tienen una probabilidad relativamente alta de ser pobres en el futuro. Ciertos estudios recientes han revelado que la probabilidad de llegar a ser pobre es inferior al 10% si el ingreso diario de la persona supera los 10 dólares; de modo que el sector vulnerable se define como aquellos cuyo ingreso diario varía entre 4 y 10 dólares.

A medida que crece la economía de los países pobres, no hay duda de que la reducción de la incidencia de la pobreza será acompañada, primeramente, por una expansión de la clase vulnerable, y posteriormente, por una expansión de la clase media.

Una publicación reciente del Banco Interamericano de Desarrollo ilustra dicho proceso y alerta sobre la importancia de hacer un minucioso análisis por área (rural/urbana) y la necesidad de diseñar políticas de protección social que tomen en consideración este hecho: la mayoría de quienes viven en la pobreza extrema (ingreso diario inferior a 2,5 dólares) y muchos de los moderadamente pobres (ingreso diario de 2,5 a 4 dólares) son —en realidad— crónicamente pobres. (Tal condición se refiere a las personas o familias que vivieron en la pobreza por seis o más años en el periodo de 2003 a 2013.)

En dicho contexto, ¿cómo debemos interpretar la vulnerabilidad?

Un análisis de datos de panel correspondientes al periodo 2007-2011 en Perú ilustra que la vulnerabilidad es no sólo la puerta de salida de la pobreza sino también un paso importante en la transición para incorporarse a la clase media. Podemos considerarlo desde diferentes perspectivas como se revela en la imagen más abajo:

  • De quienes pertenecían al sector vulnerable en 2011, el 48% vivieron en la pobreza por lo menos un año entre 2007 y 2010.
  • Por otra parte, de quienes pertenecían al sector vulnerable en 2007, solamente el 20% cayó al nivel de pobreza durante uno o más años entre 2008 y 2011. Estas cifras sugieren que la vulnerabilidad es una transición clave para la reducción de la pobreza.
  • Sin embargo, la población vulnerable de 2007 es un grupo diferente a la población vulnerable de 2011. A fin de no confundir lo uno con lo otro, es interesante aclarar las transiciones en base al mismo grupo.  Si nos concentramos en quienes pertenecían al sector vulnerable en 2009, descubrimos que:
    • el 24% eran pobres en 2007 y/o 2008, pero solamente el 12% eran pobres en 2010 y/o 2011

Por lo tanto, en Perú la vulnerabilidad equivale a la transición positiva para salir de la pobreza. Esto implica que las políticas sociales y económicas tienen que enfocarse en la aceleración de la transición socioeconómica, con la certeza de no desatender a los más pobres, mientras se brinda apoyo a los vulnerables en su progreso e integración a la clase media.

Análogamente, el análisis futuro deberá prestar mayor atención a las trayectorias de dicho grupo, como se hizo anteriormente con los pobres y se hace actualmente con la clase media. ¿Qué está haciendo tu país por los pobres y los vulnerables? Comparte tu opinión en la sección de comentarios más abajo o en Twitter.

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La pobreza, la vulnerabilidad y la clase media, ¿quién es quién?
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