En muchos países se están llevando a cabo iniciativas para hacer variados homenajes en masa agradeciendo al personal de salud por su heroica labor en el diagnóstico, seguimiento y atención de pacientes durante la pandemia del COVID-19.
Sin duda estas expresiones de gratitud y admiración son una importante fuente de motivación para el personal de salud, pero el verdadero apoyo va más allá de los aplausos. La protección integral del personal de salud no sólo consta de las medidas físicas para prevenir el contagio, sino que debe incorporar la protección de su salud mental y de la calidad de vida. En las circunstancias actuales, el personal de salud no solo está lidiando con los cambios sociales y el estrés emocional que enfrentan todas las personas, sino que también enfrentan un mayor riesgo de exposición a la enfermedad, cargas de trabajo extremas, dilemas morales y un entorno de práctica impredecible, y que cambia día a día. Y como si fuera poco, tristemente, a pesar de exponer sus vidas por los enfermos, el personal de salud está enfrentando también violencia y estigma ocasionados por temores mal infundados de la población.
Lecciones de epidemias pasadas
Tenemos que aprender de epidemias anteriores. Al igual que con el COVID-19, durante la epidemia de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave) el personal de salud que tuvo que someterse a cuarentena experimentó efectos graves en su salud mental, incluyendo trastornos de estrés agudo, depresión, abuso de alcohol y síntomas de estrés postraumático incluso tres años después de este evento. Esto se está corroborando en la actual pandemia, pues investigaciones preliminares en China muestran altas tasas de problemas de salud mental en el personal de salud de enfermería y de primera línea, que incluyen depresión, ansiedad, insomnio y angustia.
¿Cuáles son las necesidades del personal de salud?
Ellos mismos nos lo cuentan en términos bastante claros:
Escúchame, protégeme, prepárame, apóyame y cuida de mí.
- Tener acceso al equipo de protección personal adecuado,
- Exponerse al COVID-19 en el trabajo y llevar la infección a su familia
- No tener acceso rápido a las pruebas diagnósticas si desarrollan síntomas de COVID-19 y miedo concomitante a propagar la infección en el trabajo,
- Tener incertidumbre acerca de si su empleador atenderá sus necesidades personales y familiares en caso de infección,
- Poder contar con cuidado de los niños durante el aumento de las horas de trabajo y el cierre de escuelas
- Poder contar con apoyo para otras necesidades personales y familiares (alimentación, hidratación, alojamiento, transporte) que se incrementan con las horas de trabajo adicionales
- Poder brindar atención clínica competente si se es trasladado a otra área de atención (por ejemplo, pasar de atención general a unidad de cuidado intensivo) y
- Falta de acceso a información y comunicación actualizadas.
¿Qué deben hacer las autoridades?
La psiquiatra Jessica Gold es contundente: “La salud mental del personal de salud no puede ser una idea tardía al enfrentar una pandemia”.
Ya mismo se puede tomar acción. En el nivel institucional es indispensable contar con los equipos de protección, entrenamiento adecuado, los suministros y otros elementos para la atención clínica requerida y un plan de salud ocupacional actualizado a las necesidades que van emergiendo. Se pueden adoptar medidas de salud mental tanto preventivas (ayudas para reducción del estrés, atención plena y materiales educativos), de apoyo en tiempo real (líneas directas, apoyo de crisis) y tratamientos (telepsiquiatría para terapia, y medicación si es necesario). Los equipos de salud deben contar con programas de promoción y prevención que incluyan pausas, espacios para conectarse virtualmente con sus familiares, acceso a zonas verdes y actividad física, alimentación adecuada, ejercicios de relajación (cuando ello es posible), entre otras.
Algunos hospitales han implementado grupos de apoyo psicosocial para todos con prioridad para las unidades funcionales de urgencias, unidades de cuidado intensivo y hospitalización. Estos equipos tienen acceso a consultas virtuales las 24 horas, y a sesiones de apoyo grupal semanales. Es importante también incluir al personal administrativo y de seguridad de los hospitales en estos programas, ya que ellos también están expuestos a un estrés elevado y condiciones de trabajo demandantes. Hay que tener el radar puesto para identificar mejores prácticas que van creciendo a medida que los países adquieren mayor experiencia durante la pandemia.
El nivel gubernamental puede proveer regulación, información y elaboración de protocolos nacionales, apoyar su implementación y vigilar el cumplimiento de condiciones óptimas de trabajo. También es clave comenzar ya a monitorear e investigar el efecto de la pandemia en el personal de salud. El trabajo colaborativo va a ser muy importante. Por ejemplo, en Chile, se estableció un equipo internacional liderado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, para investigar los efectos de la pandemia por coronavirus en la salud mental de los trabajadores sanitarios de más de 20 países
Asegurar y mantener un recurso humano adecuado para el cuidado de la salud en esta crisis requiere de medidas para apoyar al personal sanitario para que pueda desempeñar todo su potencial durante un intervalo de tiempo prolongado. Ello no solo en la fase aguda de la pandemia sino también tomando en cuenta que muchos problemas aparecen a mediando y largo plazo, cuando se ha vuelto a la “normalidad”. Cómo reflexión final, paradójicamente hay una oportunidad para al fin intervenir en serio, desde los sistemas de salud, para mejorar las condiciones del talento humano.
Dice Donald Berwick:
“¿La nueva normalidad abordará más adecuadamente la seguridad física y el apoyo emocional de la fuerza laboral de atención médica en el futuro? Sin una fuerza laboral física y psicológicamente segura y saludable, no es posible una atención médica excelente.”
¿Conoces ejemplos de políticas públicas para cuidar la salud mental del personal sanitario en tu país? Déjanos un comentario ó menciónanos en @BIDgente
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