En la educación, como en el deporte, la preparación es fundamental para lograr buenos resultados. En el fútbol, por ejemplo, esta preparación se refleja en finales de torneos reconocidos y títulos. Este año la final de la UEFA fue entre Inglaterra e Italia, y en la Copa América, entre Argentina y Brasil. ¿Sorpresas? Ninguna. Es de esperar que quienes tienen procesos de preparación más rigurosos lleguen a la final. Los títulos son un reconocimiento a ese esfuerzo. Pasa en el fútbol, pasa en la educación.
Es común escuchar que aprender a leer es fundamental para luego leer para aprender. En esa línea se puede afirmar que leer es fundamental en la educación, y las pruebas PISA en lectura parecen reforzar que la calidad de vida está relacionada con los niveles de lectura. Desde que existe esta prueba, los primeros puestos en lectura los obtienen países que parecen gozar de mejor calidad de vida: Singapur, Canadá, Finlandia, Estonia, Irlanda, o Corea. Los países evaluados de América Latina y el Caribe se ubican por debajo del promedio de los de la OCDE. Más importante que el lugar ocupado, es lo que los resultados representan. Según la prueba de 2018, más de la mitad de los estudiantes de 15 años evaluados en la región tiene un bajo desempeño en lectura. Esto quiere decir que no son capaces de interpretar un texto sencillo o seguir instrucciones a partir de su lectura.
Siguiendo la analogía del deporte, tendríamos que revisar cómo nos preparamos en la escuela para aprender a leer, pues el “efecto Mateo” sugiere que las diferencias entre los buenos y los malos lectores tienden a incrementarse con el tiempo. El último estudio regional disponible, TERCE, confirma que venimos con fallas de preparación: más del 60% de los estudiantes de 3º y casi el 70% de los estudiantes de 6º en la región no pudo relacionar lo leído con su conocimiento del mundo que los rodea.
¿Cómo nos preparamos para que los niños de la región aprendan a leer? Las pruebas estandarizadas nacionales pueden ser una herramienta ideal para esta preparación, pues permiten a cada país identificar su punto de partida y establecer el plan para lograr el nivel de lectura deseado. Los últimos resultados disponibles en las pruebas de lenguaje para los primeros grados escolares arrojan que en 13 de 14 países[1] más de la tercera parte de los estudiantes no alcanza niveles mínimos de comprensión e interpretación. Las pruebas nacionales estiman que el porcentaje de estudiantes que necesita mejorar varía desde el 29% de los estudiantes de 4º, en Chile hasta el 78% de los estudiantes de tercer grado, en Guatemala.
En el fútbol se puede esperar que un gol producto de la suerte cambie la historia, pero sin consistencia no se mantiene el resultado. En América Latina y el Caribe no podemos dejar el futuro al azar: la región ya enfrentaba una crisis de aprendizajes y en ese contexto se dio el cierre de escuelas a causa del COVID-19. La ventaja es que la pandemia también hizo evidente la necesidad de adoptar acciones basadas en evidencia que apoyen la transformación educativa, y ya algunos comienzan a tomar acciones.
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[1] Argentina 6º primaria 2018, Belice 6º 2019, Brasil 3 EF 2016, Chile 4º básico 2018, Colombia 3º 2017, Ecuador 3º 3019, Guatemala 3º básica 2017, Honduras 3º 2018, México 3º preescolar 2018, Nicaragua 4º 2015, Panamá 3º 2018, Paraguay 3º básica 2018, Perú 2º primaria 2019, Uruguay 3º primaria 2017.
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