Enviado por SPH DIGITAL el

“Intenta no moverte demasiado durante la próxima contracción así te puedo tomar la muestra de COVID-19”. Esa es una de las frases que, antes de marzo de 2020, no había pensado escuchar mientras me preparaba para el nacimiento de mi primer bebé en junio. Tampoco había esperado escuchar a mi partera decirme: “¿puedes ajustar un poco el teléfono para que podamos comenzar a examinar tu mama por zoom?”, o “ahora ponte de espaldas y empuja tus dedos debajo de tu ombligo a ver si podemos determinar el tamaño de tu diástasis de rectos… virtualmente”, mientras intentaba que no se me cayera el teléfono. Ambas nos reímos, intentando hacer lo mejor que podíamos dadas las circunstancias, circunstancias que nos hubiera sido imposible imaginar solo unos pocos meses antes. Estar embarazada, dar a luz y convertirse en una madre que trabaja durante el COVID-19 ha sido un viaje turbulento; pero una de las cosas positivas, para aquellas de nosotras con la suerte de tener acceso a intervenciones digitales, es la flexibilidad y el consuelo que estas intervenciones nos han brindado en momentos muy inciertos. Sin herramientas digitales, yo habría estado totalmente aislada de amigos y familiares y con acceso limitado al cuidado de mi salud y de la de mi bebé, y un regreso consciente al teletrabajo hubiera sido imposible.

Imagen