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La pandemia de COVID-19 provocó la suspensión de los programas de acompañamiento a familias implementados vía visitas al hogar y sesiones grupales en muchos países de ingresos bajos y medios. El impacto negativo de la falta de estos servicios en el desarrollo de los niños y el bienestar de los padres se puso de manifiesto temprano en la pandemia y se desarrollaron varias innovaciones para encontrar formas de continuar llegando a las familias en los países de América Latina y el Caribe. Entre ellas, se sugirió a los padres actividades y juguetes que podían utilizar con sus hijos y se los contactó a través de llamadas de audio y mensajes de texto y vídeo. Las lecciones de estas modalidades de atención híbridas fueron un tema central en el Diálogo Regional de Políticas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que congregó a más de 80 líderes regionales a fines de 2021. En este tercer post del blog de la serie que destaca el Diálogo, nos centraremos en los modelos híbridos a través del ejemplo de Jamaica. El modelo híbrido de Jamaica Justo antes de la pandemia, el Ministerio de Salud y Bienestar había comenzado la implementación a nivel nacional de la intervención de acompañamiento a familias Reach Up en Jamaica, con visitas domiciliarias realizadas por asistentes de salud comunitarios (ASC) que trabajaban en centros de salud del gobierno. Lamentablemente, como la mayoría de las actividades en el mundo entero, las visitas a los hogares se suspendieron en marzo de 2020. Para reiniciar la intervención, primero creamos un manual ilustrado de fácil lectura que contenía actividades del currículo de Reach Up. Iba dirigido a los padres e incluimos actividades que ellos podían realizar con sus hijos utilizando materiales disponibles en el hogar, así como orientaciones sobre cómo fabricar juguetes sencillos y consejos para su bienestar. Con el apoyo del BID, se entregó el manual y algunos materiales de juego a los padres que habían participado en las visitas al hogar. Para apoyar a las familias en el uso del “paquete para padres”, las visitas domiciliarias se sustituyeron por llamadas telefónicas bimensuales de los ASC, y 1 o 2 mensajes de texto semanales como “empujoncitos” conductuales. Después de 6-9 meses de implementación, se realizaron entrevistas con una submuestra de padres, ASC y las enfermeras que supervisaron el programa, para obtener sus puntos de vista sobre la viabilidad y la aceptabilidad de los nuevos métodos de entrega del servicio a distancia. Los resultados iniciales muestran la aceptabilidad de proporcionar un manual sencillo a los padres, quienes lo encontraron fácil de usar y manifestaron que hacían actividades y juguetes con su hijo, tal como se describía en el manual.   El libro es muy bueno… te dice qué hacer para que puedas ayudar a tu hijo y motivarlo más”. El personal de salud consideró que proporcionar materiales de juego es importante y alentador para los padres, que también los aprecian. Tanto los ASC como las enfermeras encontraron que el cambio a las llamadas telefónicas fue bueno y permitió continuar con el programa y con el contacto con las familias. Les gustó la flexibilidad de cuándo hacer las llamadas, lo que les permitió acomodarse a las agendas ocupadas de los padres. Estos se sintieron apoyados y disfrutaron de las llamadas, aunque no todos aceptaron o tuvieron tiempo para ellas, lo que los ASC encontraron frustrante. También hubo problemas logísticos, atribuibles principalmente a un mal servicio telefónico o la falta de acceso a un teléfono por parte de los padres.

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