¿Cómo y por qué se crea un programa de liderazgo para mujeres?

El poder de los cursos online o MOOCs

Hace varios años me encontraba visitando un proyecto del Banco en una localidad muy pequeña, cercana a Huancavelica, en Perú. Mientras esperaba al resto del equipo en la plaza central, se acercó a mí una mujer que parecía conocerme.

Afectuosa, me preguntó:

“Señorita, ¿usted es la profesora del BID?”

Por unos segundos me quedé algo confundida y sin saber qué responder. Al poco rato, me di cuenta de que la mujer había participado en uno de los primeros cursos abiertos en línea (conocidos como MOOC, por sus siglas en inglés) que lanzó el BID, cuya preparación yo lideré y que me reconocía de los videos del curso. Fue un encuentro grato y conversamos un buen rato, incluso nos sacamos una selfie. Este encuentro dejó una huella importante en mí, pues era una confirmación de cómo un MOOC efectivamente expandía el acceso a oportunidades de aprendizaje a una escala que otras modalidades no habían logrado hacerlo.

¿Estamos desaprovechando talento?

En 1970, alrededor de 9 de cada 10 profesionales en derecho en México, y en medicina en Brasil, eran hombres. En 2010, esta cifra se había reducido a 6 de cada 10. Dado que es poco probable que haya cambiado la distribución poblacional del talento innato para estas profesiones entre hombres y mujeres, lo que estas cifras revelan es que en 1970 había un enorme talento desaprovechado en estas profesiones. Una mayor participación femenina en ellas ha permitido corregir una ineficiente asignación del talento, en profesiones cuya contribución es muy importante para la sociedad.

Ahora pensemos en las posiciones de liderazgo. En el ámbito público como en el privado, en la política, en las empresas, en la ciencia, en la cultura y en muchos otros espacios, la presencia femenina en posiciones de liderazgo es todavía muy lejana a la paridad en nuestra región. Estos son solo algunos ejemplos:

En 2021, apenas un 15% de los gobiernos municipales de la región tenían alcaldesas mujeres.
Aunque las mujeres representan el 40% de los mandos gerenciales medios en las empresas de la región, apenas ocupan el 20% de las altas gerencias.
En el mundo académico, aunque las mujeres representan un 35% de las profesoras asistentes de economía en la región, apenas son 25% de las profesoras titulares.

Al igual que en el ejemplo de los médicos brasileños y los abogados mexicanos, probablemente existen miles de mujeres en nuestra región que poseen los atributos innatos a un buen líder – como la empatía, la integridad, las habilidades de comunicación, la capacidad de escuchar y la resiliencia, por nombrar solo algunas- y cuyo talento probablemente está siendo desaprovechado. La baja representación de las mujeres en posiciones de liderazgo no es solo un problema de inequidad. Es también un problema de ineficiencia. No estamos asignando los recursos de nuestra sociedad a su mejor uso. Y el costo de no hacerlo, en espacios tan importantes como el liderazgo, es probablemente enorme.

Cómo escalar un curso de liderazgo femenino

A inicios de 2020, asumí la jefatura de la División de Género y Diversidad del BID. A mi llegada, encontré que el equipo había desarrollado un interesante programa de formación en liderazgo, dirigido a mujeres profesionales que trabajaban en los sectores público y privado. El curso ofrece herramientas para realizar un análisis de las propias habilidades de liderazgo, así como para fortalecer algunas áreas clave. Algunos ejemplos de estos contenidos son la construcción de redes de contactos, las habilidades de comunicación enfocadas a la persuasión e influencia, o la resiliencia. En su versión original, el curso se había ofrecido de forma presencial a grupos de mujeres de algunos países de la región. Cada edición del curso tenía la capacidad de llegar a grupos reducidos.

Este programa tenía un enorme potencial de impacto: dotar de herramientas a más mujeres interesadas en alcanzar posiciones de liderazgo que les permitan superar algunas de las barreras que les impiden ascender al interior de las organizaciones en las que trabajan. No obstante, uno de los primeros desafíos que nos planteamos fue: ¿cómo ofrecer este programa a escala? Es decir, ¿cómo ampliar el acceso a estas herramientas a un público más extenso? Fue entonces cuando recordé mi encuentro con la mujer de Huancavelica.

Claramente un curso presencial no es totalmente sustituible por uno completamente virtual. De ahí que el desafío fue identificar los elementos esenciales de la formación en liderazgo que se podían trasladar a ese formato para llevarlo a escala. El atractivo de ofrecer estas herramientas a un número mayor de mujeres en la región, superando barreras geográficas y socioeconómicas, era crucial. Así que nos pusimos manos a la obra.

Un curso online, accesible y gratuito

El programa de liderazgo evolucionó y se transformó en el MOOC, “Liderazgo femenino: potencia tus habilidades e impulsa el cambio”, lanzado en español. El interés que suscitó este curso nos planteó el desafío de adaptarlo a la realidad que experimentan las mujeres caribeñas y de traducirlo al inglés. Hace poco hemos lanzado el curso adaptado al contexto brasileño y traducido al portugués.

Testimonios de participantes del MOOC “Liderazgo Femenino: potencia tus habilidades e impulsa el cambio” en español, año 2023.

Hasta la fecha, alrededor de 8,000 personas se han inscrito en el curso, de las cuales, más del 80% son mujeres. La mayoría de las personas inscritas tienen educación superior (un bachillerato o maestría) y están en edad laboral (26 a 62 años). Si no conoces el programa, te invitamos a explorarlo. Y si te gusta, por favor ayúdanos a compartirlo con otras personas a quienes les puede servir.

Desde el BID, estamos apostando por una región en donde las mujeres no solo sean reconocidas en más y mejores roles de liderazgo, sino que cuando lleguen a estos, tengan las herramientas necesarias para ejercerlos.