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Las mujeres migrantes tienen más dificultades que los hombres y que las mujeres locales para integrarse en las sociedades y las economías de sus países de acogida. Una de las razones es la xenofobia. Un nuevo reporte del Laboratorio de percepción ciudadana y migración analiza la opinión pública sobre las mujeres migrantes a partir de encuestas de opinión públicas regionales y la conversación en X (Twitter). En este blog compartimos algunos de sus hallazgos y su impacto en la integración socioeconómica de las mujeres migrantes.

Las mujeres migrantes en América Latina y el Caribe

1 de cada 2 migrantes en América Latina y el Caribe son mujeres. Aunque existe la creencia de que la mayoría son hombres, las mujeres representan cerca de la mitad de la población migrante de la región de manera consistente desde 1960. Lo que si ha cambiado es las razones por la que las mujeres migran.

Aunque en el pasado las mujeres migraban frecuentemente como dependientes de sus cónyuges u otros familiares, hoy en día emigran cada vez más de manera independiente, ya sea para estudiar o trabajar y muchas se convierten en el principal sustento de sus familias en su país de origen o de acogida. Las remesas que envían las trabajadoras migrantes a sus hogares mejoran el sustento de sus familias y contribuyen a la economía de sus comunidades de origen.

Pero para lograrlo, además de los retos propios de la migración, las mujeres migrantes enfrentan discriminación y estereotipos que obstaculizan su integración socioeconómica y limitan el potencial de la mujer migrante en las sociedades de acogida. El trabajo del Laboratorio de percepción ciudadana y migración muestra que la xenofobia hacia las mujeres migrantes encuentra sustento en prejuicios particulares frecuentemente asociados a percepciones erróneas.  

Narrativas sobre las mujeres migrantes en América Latina y el Caribe.

Para comprender mejor las características de la percepción ciudadana sobre las mujeres migrantes, en el Laboratorio de Percepción Ciudadana analizamos la conversación en X (Twitter). Los temas de género han representado alrededor del 10% de la conversación a lo largo del tiempo. Un análisis cualitativo nos permitió identificar tres narrativas dominantes que alimentan la xenofobia hacia las mujeres migrantes.

Una primera línea narrativa está presente en menciones que reconocen la vulnerabilidad que enfrentan las mujeres migrantes, tanto en el tránsito como en los países de destino. Generalmente estas narrativas abordan temas relacionados a la trata y el tráfico de personas migrantes, la explotación o la violencia sexual, pero también narrativas que identifican a las mujeres migrantes como víctimas de violación, acoso, abuso y feminicidio.

Otra narrativa predominante en las conversaciones en redes sociales en la región está vinculada con mensajes que hacen alusión al aspecto físico de las mujeres migrantes. En un experimento liderado por el Banco Interamericano de Desarrollo y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, e implementado en nueve países de la región, se incluyó en el cuestionario preguntas que exploran estigmas sociales asociados a la población migrante. El estudio muestra que el 40 % estaba de acuerdo con que las mujeres migrantes terminan involucradas en el trabajo sexual.

La tercera narrativa identificada está presente en las conversaciones que hablan de la experiencia de las madres migrantes, en dos acepciones. Se hace referencia a las madres migrantes como víctimas. De alguna manera, estos mensajes apelan al lado más humanitario de la migración, y se usan para ejemplificar la tragedia que atraviesan las migrantes, especialmente embarazadas o que viajan con bebés, o su situación de vulnerabilidad al ser sujetas a deportación en los países de destino. Sin embargo, también se enuncian opiniones negativas. Una de las creencias predominantes frente a la migración es que las personas migrantes representan una carga para el Estado. Esta perspectiva se manifiesta también respecto a las migrantes embarazadas, quienes se cree saturan los servicios de salud al recibir atención perinatal o a que sus hijos e hijas saturan los servicios de pediatría, o los colegios. 

Las mujeres migrantes sufren la xenofobia en sus comunidades de acogida. Los resultados de encuestas conducidas por el BID muestran que, en promedio, 2 de cada 10 mujeres migrantes reportan haber vivido situaciones de discriminación. Los datos muestran que la calle y el transporte público son los espacios donde han sido discriminadas más frecuentemente y de manera consistente en todos los países donde se hicieron encuestas. Los lugares públicos, es decir, mercados, tiendas y centros comerciales, y el lugar de trabajo también conforman la lista de los espacios donde se viven estas experiencias.

El impacto de la xenofobia en la integración laboral de las mujeres migrantes

A los retos propios de la migración, las mujeres migrantes deben agregar los obstáculos de la xenofobia, que dificulta aún más su inclusión social y económica. El reporte “Más allá de las fronteras: Estigmas y desafíos en la integración de las mujeres migrantes en América Latina y el Caribe” presenta un análisis de las percepciones sobre las mujeres migrantes y el impacto que tienen en su integración socioeconómica.

La existencia de percepciones negativas sobre la población migrante, los prejuicios y la estigmatización son elementos que pueden obstaculizar los procesos de integración socioeconómica, impidiendo que las mujeres migrantes empleen plenamente sus habilidades profesionales. Además, desaprovechar el potencial de las personas migrantes también puede acarrear repercusiones negativas para las comunidades receptoras.  Un estudio reciente de la Unidad de Migración permite conocer en profundidad como las percepciones negativas trascienden la esfera de las vivencias personales y se traducen en condiciones que impactan la vida laboral de las mujeres migrantes, constituyendo brechas en la integración socioeconómicas cuantificables.

A las mujeres migrantes les es más difícil encontrar trabajos de calidad. Datos de encuestas de hogares de 12 países de la región muestran que un número importante de mujeres trabajan jornadas extensas: casi cuatro de cada diez mujeres migrantes empleadas dedican más de 40 horas a la semana en trabajos remunerados. Una de cada diez mujeres migrantes trabaja incluso más de 55 horas semanales, cuatro puntos porcentuales más que las mujeres nativas.

Además de las dobles y triples jornadas que dedican las mujeres al trabajo remunerado y no remunerado, las mujeres migrantes enfrentan mayor inseguridad laboral, pues son el grupo con mayor participación en el empleo informal. El 37 % de las migrantes con trabajos remunerados está en el sector informal, una proporción 20,5 pp. por encima de las mujeres nativas. Los altos niveles de informalidad confirman que las mujeres enfrentan barreras para asumir jornadas completas, frecuentemente debido a que asumen una mayor responsabilidad sobre las tareas de limpieza y cuidado de sus hogares. Estas dinámicas tienen un impacto en la brecha salarial de las mujeres migrantes que perciben, en promedio, ingresos más bajos comparado con las mujeres nativas.

Resulta contradictorio que las mujeres migrantes enfrentan, en promedio, peores condiciones laborales y económicas, a pesar de tener niveles educativos más altos. Esto se traduce en mayores niveles de sobre calificación respecto de la población nativa, 20% de las migrantes tienen empleos que requieren menor calificación de la que ostentan, 10 pp. relativo a las mujeres nativas. Lo anterior, implica que aproximadamente 2 de cada 10 migrantes ocupadas están sobre calificadas para su empleo.

Las diferencias en la calidad del empleo pueden estar asociadas al tipo de actividades que realizan las y los migrantes en los países de acogida. Por ejemplo, en Colombia, las mujeres migrantes tienen una mayor participación en empleos domésticos que las mujeres nativas. Cabe resaltar que, esta participación ha crecido en el tiempo. Entre 2014 y 2019 la participación de mujeres venezolanas ocupadas en servicios domésticos en Colombia creció del 3,4% al 9,5% mientras la participación de mujeres colombianas se redujo de 7,8 % a 6,9 %.

La segmentación de actividades trasciende el mercado laboral. En América Larina y el Caribe las tareas de cuidados no remunerados recaen de manera desproporcionada en las mujeres , lo que afecta su capacidad de integración en los mercados laborales. Esta brecha se hace más pronunciada cuando las migrantes tienen dependientes menores de edad en el hogar, pues las madres migrantes quienes carecen de una red de soporte y de acceso a cuidado infantil.

Recomendaciones para disminuir la xenofobia hacia las mujeres migrantes

La cohesión social es fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad. El surgimiento de la xenofobia y los sentimientos negativos hacia alguna parte de sus habitantes afecta la confianza, y con ello la cohesión social. Es importante actuar frente al aumento de la xenofobia.

En particular, para responder al aumento de la xenofobia sobre las mujeres migrantes existen algunas estrategias a las que pueden recurrir los gobiernos:

  • Fortalecer iniciativas que permiten la inclusión laboral de las mujeres migrantes. Una mejor integración de las mujeres migrantes no solo es beneficiosa para ellas, sino también para toda la sociedad. Para permitir que las mujeres migrantes contribuyan a sus comunidades de acogida con todo su potencial en necesario avanzar en la regularización, promover la intermediación laboral, ofrecer oportunidades de capacitación, agilizar y facilitar la convalidación de títulos y ofrecer apoyo en tareas del cuidado.

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Migración, género y xenofobia en América Latina y el Caribe
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