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Cada 25 de abril, las Naciones Unidas celebran el Día Mundial del Paludismo –también conocido como malaria–, una enfermedad que es causada por un parásito y que cobra 600 mil vidas cada año, principalmente de niñas y niños. En esta lucha, cabe destacar el papel fundamental de mujeres valientes y comprometidas que, a pesar de las dificultades, ayudan a sus familias y vecinos a combatir la enfermedad. Día a día, son las heroínas de su comunidad.

Doña Claudina es Colaboradora Comunitaria contra la malaria desde julio de 2018, en el barrio El Muelle de Puerto Cabezas, Nicaragua. Durante los huracanes Eta e Iota, que devastaron la Costa Atlántica en noviembre de 2020, perdió por completo su casa y sus bienes. Estas tormentas también golpearon comunidades de Guatemala y Honduras, causando más de 200 muertos y 7 millones de afectados directos en zonas remotas y desfavorecidas que también deben luchar contra la malaria.

Lo único que pudo rescatar Doña Claudina fue su libro de registro de casos de malaria y la caja donde guarda sus pruebas rápidas y medicamentos. Siempre piensa en el bien de su comunidad antes que en ella misma. Hoy, está orgullosa de que los casos sean cada día menos. Esto le devuelve su sonrisa.

Claudina

Doña Dolores es una vecina de Douglas, en Belice, un pequeño pueblo a orillas del Río Hondo, en la frontera con México. Douglas tiene unos 500 habitantes, principalmente de origen Maya Mestizo. Aunque Belice ha eliminado la transmisión autóctona de malaria, comparte fronteras con países donde siguen existiendo focos activos y persistentes de la enfermedad. La vigilancia es fundamental para evitar su reintroducción y más víctimas.

Doña Dolores tiene 63 años, lleva 34 ejerciendo como trabajadora comunitaria de salud, y nos cuenta: “Visito a mi gente de mi aldea. Cuando no puede venir el enfermo al centro, yo voy a visitarlos y a sacarles sangre para la prueba de malaria. Me alegra porque ahora tenemos pruebas rápidas. Me capacitaron en su manejo.”

Dolores

“La gente ya se acostumbró a venir al centro de salud. Les pinchamos el dedo, siempre con guantes y mascarilla. Cuando está hecho el test, yo tengo un número al que puedo llamar y vienen a recogerlo. Se puede saber el resultado de una vez, y la gente se alegra al saber que no tienen la malaria.”

“Trabajo hasta el mediodía y vuelvo a mi casa”, comenta. “Con mi edad, ya siento que me voy cansando un poco, pero aún así, le doy gracias a Dios que sigo en este trabajo. Y que mi esposo siempre me ha tenido paciencia: cuando yo llego al mediodía, él ya hizo comida.”

Doña Dolores decidió apoyar a su comunidad en la lucha contra la malaria a partir de su propia experiencia: “Los trabajadores de malaria siempre van a la escuela y les hacen pruebas rápidas a los niños. Cuando mis hijos estaban pequeños, uno de ellos salió positivo. Inmediatamente empezaron a tratarlo. Gracias a eso, no contagió a nadie más. Ahora mi hijo es alto y fuerte.”

Esta heroína de su comunidad nos enseña orgullosa el carné donde apunta los casos de fiebre y su botiquín con algodón, pruebas rápidas, jeringas y agujas, unos guantes, siempre lista para seguir colaborando.

Aladi

Doña Aladi, de la localidad de Paxcaman, en el Distrito de Flores, Petén, Guatemala, es otra heroína en la lucha contra la malaria. Cada día, abre las puertas de su hogar a sus vecinos para aplicar pruebas rápidas de malaria a los que presentan signos de fiebre. Doña Aladi ha venido trabajando como colaboradora voluntaria desde hace más de 10 años.

Nos comenta con mucho orgullo su lucha contra la enfermedad. En el último tiempo se han detectado tres casos en la localidad, por lo cual su labor es de suma importancia para evitar más contagios. Al identificar un caso positivo, contacta al Gestor de foco, quien se traslada al hogar de la persona enferma para tomar pruebas rápidas, fomentar el uso de mosquiteros y alertar ante cualquier síntoma de malaria.

En la lucha contra la malaria, cabe destacar el compromiso y la entrega de las y los Gestores de foco, colaboradores voluntarios y comunitarios, y trabajadores comunitarios de salud, cuya labor es crucial para prevenir, detectar y tratar la enfermedad.

Son personas como Doña Aladi, Doña Dolores y Doña Claudina quienes han decidido dedicar su tiempo y su esfuerzo al bienestar de sus vecinos y todos los días se ponen a disposición para cuidar la salud de su comunidad. Ellas son heroínas en la lucha contra la enfermedad, y en este Día Internacional las celebramos desde la Iniciativa Regional para la Eliminación de la Malaria (IREM).

El IREM es una alianza público-privada, administrada y coordinada por el BID, que busca eliminar la malaria en Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Colombia, y evitar la reintroducción en Belice y El Salvador. Es cofinanciada por la Fundación Bill & Melinda Gates, la Fundación Carlos Slim, el Fondo Mundial y los 9 países beneficiarios. Cuenta con el apoyo operativo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Clinton Health Access Inititative (CHAI), la Secretaría Ejecutiva del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica (SE-COMISCA) y la Dirección Ejecutiva del Proyecto Mesoamérica (DEPM).

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Con el apoyo de la IREM, mujeres mesoamericanas luchan contra la malaria en sus comunidades
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