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Brasil es un país con una gran mezcla de culturas, colores y creencias donde siempre he escuchado que todos son bienvenidos. Pero, ¿Qué dicen  las estadísticas sobre esta “mezcla de culturas? La Pesquisa Nacional por Amostra de Domicílos de 2013 refleja precisamente lo contrario. Por ejemplo, el porcentaje de afrodescendientes que llegan a la Educación Superior es del 10,6%, mientras que el porcentaje para los blancos y asiáticos es más del doble (el 25,8%).

Y esa desigualdad continúa una vez iniciada la carrera profesional. El ingreso laboral promedio de los afrodescendientes en Brasil es un 42,5% menor que el de blancos y asiáticos. Es cierto que el grado de escolaridad, género, grupo de edad y otras variables influyen en los salarios, pero aunque se considere sólo personas con características similares -por ejemplo hombres casados, con la secundaria completa y en el mismo grupo de edad- las diferencias por raza persisten: para personas con estas características el ingreso laboral de los afrodescendientes es un 18,6% menor.

Brasil fue el último país de América que abolió la esclavitud. Lo que muchos no saben es que llegaron 10 veces más esclavos a Brasil que a Estados Unidos, en total 4 millones de personas. Y estos datos aún tienen impacto en nuestra sociedad: además de ingresos más bajos, la tasa de desempleo e informalidad de los afrodescendientes es de un 7,7% y de un 43,7%, respectivamente. Para blancos y asiáticos conjuntamente, estos datos son del 5,5% y 38,7% respectivamente.

El país tiene más de 4 millones afrodescendientes de entre 15 y 24 años que ni estudian ni trabajan -el 21,9% de los jóvenes afrodescendientes de este grupo de edad-. De estos 4 millones, más del 10% son pobres o extremadamente pobres y casi un 50% sólo completó la primaria.

La prueba del cuello

Los números prueban lo que vemos todos los días en ambientes corporativos y en las calles. En 2013 el funcionario público Francisco Antero y una profesora de Historia, Luh de Souza, propusieron a los brasileños lo que ellos llamaron la prueba del cuello (puedes leer aquí su propuesta completa en inglés o portugués):

  • Gira tu cuello en las escuelas privadas, ¿cuántos afrodescendientes ves?
  • Gira tu cuello en los grandes bancos de inversión, ¿cuántos traders afrodescendientes ves?
  • Gira tu cuello en un centro comercial y ¿cuántos maniquís negros hay para representar al más del 50% población afrodescendiente del país?
  • Por otro lado, gira tu cuello y cuenta: ¿cuántas empleadas domésticas son afrodescendientes?
  • Gira tu cuello en el transporte público y ¿cuántas personas afrodescendientes ves?

El resultado de este sencillo test demuestra la importancia de contar con políticas públicas que fomenten la formación e inserción laboral de los afrodescendientes, la única vía con el poder suficiente para poder cambiar el resultado del test de cuello y hacer que quizás en el futuro sea posible afirmar con rigor que Brasil es un país con igualdad de oportunidades.

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La desigualdad racial que persiste en Brazil
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