A medida que el COVID-19 se expandía hasta convertirse en una pandemia mundial, salieron a flote términos que calificaban al coronavirus como “el gran igualador” o “el gran nivelador”. Sin embargo, estos fueron rápida y ampliamente desacreditados. Si bien el virus puede afectar a cualquiera, sabemos que las personas con condiciones de salud preexistentes son extremadamente vulnerables. Y las desigualdades sociales y económicas preexistentes pueden ser igualmente devastadoras. Este es el caso de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero/sexuales, y queer (LGBTQ+), quienes con frecuencia enfrentan una discriminación debilitante.
¿Cuáles son los riesgos?
Salud
Las personas LGBTQ+ son más propensas a padecer varios tipos de cáncer y contraer VIH, lo que las coloca en alto riesgo de contagio del COVID-19. Este riesgo se agrava aún más debido a la falta de conocimiento por parte de personal médico de sus necesidades específicas de salud y las barreras que impiden su acceso a la atención médica. En México, por ejemplo, casi el 50% de los pacientes LGBTQ+ indicaron que el personal médico no estaba capacitado adecuadamente para atender sus necesidades específicas. En Colombia, el 26% de las personas LGBTQ+ reportaron haber sido discriminados abiertamente por parte de un médico, y el 44% de las personas transgénero reportaron haber sido negados atención médica. En algunos casos, ha sido necesario realizar esfuerzos para sancionar la negación de atención médica a pacientes LGBTQ+ bajo el precepto de “objeción consciente”.
Pérdida de ingresos
Un reporte reciente indicó que en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) las personas LGBTQ+ tenían 7% menos probabilidades de obtener empleo. Esta situación, que se refleja en cierta medida en el resto del mundo, ha empeorado en América Latina y el Caribe durante la pandemia, principalmente debido a que las personas LGBTQ+ tienden a trabajar en los sectores más afectados por la pérdida empleos –estimada en 14 millones de trabajos—como bares, discotecas, restaurantes, y salones de belleza. Por otra parte, una abrumador número de mujeres trans trabajan de manera informal, con un 95% ejerciendo como trabajadoras sexuales.
Violencia
Durante el período de cuarentena obligatorio, muchas de las personas LGBTQ+ confinadas en sus hogares enfrentan mayores niveles violencia por parte de familiares. En Chile, el 40% de las personas LGBTQ+ han reportado agresión verbal, 38% agresión psicológica y 2.2% agresión física. Cerca de la mitad de estas víctimas (45%) reportaron que las restricciones de movilidad y de aislamiento social les han impedido buscar ayuda.
¿Qué se está haciendo?
Varios países latinoamericanos han implementado esfuerzos notables para mitigar la exclusión LGBTQ+ durante la pandemia. El Ministerio de Salud de Argentina emitió una nota de orientación sobre el tratamiento de personas transgénero, y el Ministerio de Salud de Perú ofreció recomendaciones para garantizar el tratamiento y la provisión de medicamentos antirretrovirales a las personas que viven con el VIH. Asimismo, en Argentina y El Salvador, se han establecido líneas de asistencia telefónica específicas para casos de violencia contra personas LGBTQ +.
También en Argentina, el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), en coordinación con otros Ministerios, ha asegurado la entrega de alimentos y otras necesidades básicas a las personas transgénero vulnerables. Iniciativas similares han sido llevadas a cabo por los gobiernos, la sociedad civil y las cámaras de comercio LGBTQ + en El Salvador, Paraguay y Ecuador.
¿Qué podemos hacer?
- Brindar orientación clara a los proveedores de atención médica sobre la inclusión y el tratamiento de las personas LGBTQ+, incluidas las que viven con el VIH.
- Asegurar que el alivio económico temporal llegue a las personas LGBTQ + y a los hogares necesitados durante y después de la pandemia.
- Enfocar esfuerzos explícitamente hacia las personas LGBTQ + en todas las iniciativas que aborden el aumento de las tasas de violencia doméstica.
- Trabajar junto con organizaciones de la sociedad civil que tengan vínculos estrechos con miembros de la comunidad LGBTQ + para ayudarlos a acceder a recursos y apoyo, y para reportar abusos.
El COVID-19 nos ha obligado a detenernos y pensar muy seriamente sobre la capacidad de respuesta del sistema de salud y otros sectores críticos, y sobre quiénes tienen la protección, el apoyo y los recursos que necesitan para sobrevivir y prosperar. En esta situación de vida o muerte, los efectos profundos de las desigualdades persistentes no podrían estar más claros. Quizás el gran ecualizador, en cambio, será una oferta de respuestas a la pandemia verdaderamente inclusivas que se extiendan más allá de esta crisis y den paso a una nueva mentalidad donde la igualdad forme parte de nuestro ADN.
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