El 16 de marzo de este año cumplí cuatro años como funcionario del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). A mí no me parece mucho tiempo, pero muchos trabajadores de América Latina tienen que enfrentar a un mercado laboral mucho más inestable.
Para dar un ejemplo, la siguiente gráfica muestra la distribución del tiempo que un empleado recientemente contratado permanece en su empresa, usando una base de datos del Instituto Mexicano del Seguro Social. Creo que los resultados sorprenderán—o asustarán—a muchos. Cuando empieza una relación laboral, la probabilidad de que el trabajador dure sólo un mes es 22%, mientras la probabilidad de que dure más de dos años es apenas 14%.
Duración de la relación laboral en México
La estabilidad laboral que tengo—pero de que carecen muchos de la región—tiene al menos tres grandes ventajas:
- El BID invierte en mi desarrollo profesional. Eso facilita que me sienta más implicado con mi compañía y que procure mantener esa implicación con mi trabajo. En muchos casos, también puede hacerme más productivo.
- He cotizado continuamente a la seguridad social, de manera que tengo más opciones de tener una buena pensión cuando me jubile.
- No he sufrido el daño económico ni la angustia emocional asociados a la pérdida del trabajo. Y eso no tiene precio.
En mis próximas entradas, estaré profundizando sobre estos tres temas. Por el momento sólo les pregunto a los lectores:
¿Es la inestabilidad laboral un problema en sus países? ¿Qué deben hacer los gobiernos al respecto?
Otras entradas de David Kaplan:
- Cuando el salario mínimo es algo más
- Se atrapan más moscas con miel que con vinagre
- Evaluaciones de impacto y el Soup Nazi
Autor foto: Piotr Ciuchta
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