Se me ocurre una idea que ya se le ocurrió a alguien: una “pastilla” para prevenir que los chicos dejen la escuela. Empecemos por esta magnífica campaña capturada en el este magnífico video
Una vez que vean el video, les propongo este ejercicio:
(i) Primero, reemplacen “las enfermedades olvidadas” por el abandono escolar (cuatro de cada diez chicos en nuestros países no llegan a terminar la secundaria) y todos sus efectos colaterales: mayor probabilidad de desempleo, uso de drogas, embarazo precoz e involucramiento en actividades delictivas.
(ii) Segundo, digamos que la terapia es simple: permanecer en la escuela y aprender.
(iii) Tercero, y esto es más desafiante, consideren la deserción escolar como “el dolor ajeno” pues los chicos que abandonan la escuela pertenecen a las familias más pobres.
El objetivo final es que el abandono de “esos chicos”—que no son los nuestros—nos importe a los privilegiados para los cuales la educación está dada y, además, que podamos hacer algo. Necesitamos crear una “pastilla contra el abandono de otros”.
Seguro que se están preguntando, ¿cómo sería esta pastilla?: Para mí, el secreto está en elevar el estatus de los maestros. ¿Qué tal si nos inventamos una “pastilla” que premie a los mejores docentes? Una pastilla que al comprarla, mande un mensaje de reconocimiento y aprecio. La podríamos vender en los supermercados, en las farmacias, y en las escuelas. ¿Qué conseguimos con esto?
Atraer más maestros capaces de hacer esto:
Las imágenes hablan por sí mismas… ¿Ustedes que piensan? ¿Cómo podrían ser estas “pastillas para curar el abandono”?
Adendum: Gracias sus actos, Martha Rivera fue condecorada por el gobernador de Nuevo León y ahora es una docente reconocida internacionalmente por el coraje que mostró al proteger a sus alumnos.
Se me ocurre una idea que ya se le ocurrió a alguien: una “pastilla” para prevenir que los chicos dejen la escuela. Empecemos por esta magnífica campaña capturada en el este magnífico video http://vimeo.com/22345946.
Una vez que vean el video, les propongo este ejercicio:
(i) Primero, reemplacen “las enfermedades olvidadas” por el abandono escolar (cuatro de cada diez chicos en nuestros países no llegan a terminar la secundaria) y todos sus efectos colaterales: mayor probabilidad de desempleo, uso de drogas, embarazo precoz e involucramiento en actividades delictivas.
(ii) Segundo, digamos que la terapia es simple: permanecer en la escuela y aprender.
(iii) Tercero, y esto es más desafiante, consideren la deserción escolar como “el dolor ajeno” pues los chicos que abandonan la escuela pertenecen a las familias más pobres.
El objetivo final es que el abandono de “esos chicos”—que no son los nuestros—nos importe a los privilegiados para los cuales la educación está dada y, además, que podamos hacer algo. Necesitamos crear una “pastilla contra el abandono de otros”.
Seguro que se están preguntando, ¿cómo sería esta pastilla?: Para mí, el secreto está en elevar el estatus de los maestros. ¿Qué tal si nos inventamos una “pastilla” que premie a los mejores docentes? Una pastilla que al comprarla, mande un mensaje de reconocimiento y aprecio. La podríamos vender en los supermercados, en las farmacias, y en las escuelas. ¿Qué conseguimos con esto?
Atraer más maestros capaces de hacer esto:
http://www.youtube.com/watch?v=I7vjig6UlFg&feature=share
Las imágenes hablan por sí mismas… ¿Ustedes que piensan? ¿Cómo podrían ser estas “pastillas para curar el abandono”?
Adendum: Gracias sus actos, Martha Rivera fue condecorada por el gobernador de Nuevo León y ahora es una docente reconocida internacionalmente por el coraje que mostró al proteger a sus alumnos.
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