En los últimos 10 años, los neurocientíficos han sido capaces de descifrar algunos de los misterios del cerebro y nos ha permitido aprender muchísimo más sobre el su desarrollo —debido principalmente a sus capacidades técnicas para producir imágenes—, y que permiten a los neurocientíficos ver (literalmente) al cerebro en acción.
Estos avances pueden proporcionar elementos que nos permiten comprender mejor el fortalecimiento del desarrollo positivo del niño y de la juventud, especialmente entre los jóvenes más vulnerables.
Los hallazgos que me parecen sumamente fascinantes y relevantes son:
- El cerebro tarda unos 25 años para desarrollarse plenamente y permanece en continuo cambio y ajuste (o renueva sus propias conexiones) a lo largo de nuestra vida, sobre la base de nuestro medio ambiente y el comportamiento, que está a su vez influenciado por nuestro cerebro. Es un proceso interactivo.
- La última parte del cerebro en desarrollarse es la corteza pre frontal (justo detrás de nuestra frente) y es el área que nos permite planificar con anticipación, regular las emociones, resolver los problemas y comprender las consecuencias a largo plazo de nuestras acciones. Hasta el momento en que se logra el desarrollo de la corteza pre frontal, los jóvenes tienden a aprovechar la parte emocional del cerebro, lo que podría explicar una mayor asunción de riesgos o comportamientos impulsivos.
- Las experiencias negativas antes de los tres años de edad puede tener efectos negativos a largo plazo en nuestro comportamiento, en la capacidad de aprender, y en nuestras interacciones con los demás, revelando la necesidad de fomentar una crianza positiva de los padres y la educación durante la primera infancia.
- Aprendemos mejor (memoria a largo plazo) cuando estamos motivados y emocionalmente involucrados, lo que aumenta la importancia de garantizar que lo que se enseña en la escuela sea relevante para los estudiantes, y que los estudiantes estén motivados y comprometidos durante el proceso de aprendizaje.
- El estrés crónico o traumático puede dañar la parte del cerebro relacionada con el lenguaje y el aprendizaje. Mientras más estrés se experimente, mayor será la probabilidad de tener un desempeño pobre en la escuela. La creación de espacios seguros y el fortalecimiento de las relaciones profesor-alumno pueden reducir el estrés y conducir a una experiencia positiva de aprendizaje. Esto es mucho más importante para aquellos que viven en zonas de alta criminalidad o que padecen un estrés crónico. En algunos casos se ha recurrido a la meditación para ayudar a los estudiantes a reducir el estrés, arrojando algunos resultados positivos:
- Mantener un nivel saludable de estrés puede incrementar el aprendizaje. Estimulando a los estudiantes, animándolos a asumir riesgos e involucrándolos en el proceso de aprendizaje (dentro de un espacio seguro y que al mismo tiempo los apoye) son ejemplos sobre cómo utilizar el estrés moderado para mejorar el aprendizaje.
Para obtener una buena visión general del desarrollo del cerebro y ejemplos prácticos vinculados con las aulas de aprendizaje, consulte el libro del Dr. David Sousa, How the Brain Learns (Cómo aprende el cerebro).
Este blog está basado en el libro The Neuroscience of Psychotherapy: Building and Rebuilding the Human Brain (La neurociencia de la sicoterapia: construyendo y reconstruyendo el cerebro humano), del doctor Louis Cozolino, que ofrece una comprensión más técnica del desarrollo del cerebro y cómo trabajar con aquellos que experimentan un mayor estrés y traumas.
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