The three keys to a first-class Employment Service
Foto: Sali Sasaki
Foto: Sali Sasaki
* By Anouk Ewald
One, a woman from the Northern colds of developed Europe. The other, a man from the warmth of the sunny but developing Caribbean. What can they possibly have in common? What are they talking about? That’s what we wondered while seeing the two of them sitting together, engaged in an animated discussion as if they were old friends, but surprisingly they had only met just a few minutes ago.
* Por Anouk Ewald
Ella es una mujer que viene de un rincón helado de la desarrollada Europa. Él es un hombre de una isla cálida del Caribe en vías de desarrollo. ¿Qué pueden tener en común? ¿De qué hablan? Esas mismas preguntas nos asaltaban a todos los que los veíamos boquiabiertos, mientras ellos charlaban en voz baja, uno al lado del otro, como si fueran viejos amigos. Sorprendentemente, sólo se habían conocido hace apenas unos minutos.
Si tuviéramos que hacer un ranquin de los Servicios Públicos de Empleo, Corea ocuparía, sin duda, uno de los primeros puestos mundiales. Un dato de muestra: los Job Centers (Oficinas de empleo) consiguieron empleo para 1,5 millones de personas con sólo 4.000 funcionarios, mientras que otros países, como Japón, insertaron 1,9 millones de trabajadores con 28 mil funcionarios. Pero ¿cuáles son las claves del éxito del SPE de Corea?
Si tuviéramos que hacer un ranquin de los Servicios Públicos de Empleo, Corea ocuparía, sin duda, uno de los primeros puestos mundiales. Un dato de muestra: los Job Centers (Oficinas de empleo) consiguieron empleo para 1,5 millones de personas con sólo 4.000 funcionarios, mientras que otros países, como Japón, insertaron 1,9 millones de trabajadores con 28 mil funcionarios. Pero ¿cuáles son las claves del éxito del SPE de Corea?
En la última década, en América Latina y el Caribe (ALC) se lograron grandes avances económicos y sociales. Muchos países de la región experimentaron altas tasas de crecimiento a la vez que lograron notables reducciones en los niveles de pobreza y desigualdad (v.g., Lustig y otros, 2013; Aedo y Walker, 2012; BID, 2013).
Por Hugo Ñopo @Hugonopo y Fernando Fernández @ffernandezbazan
Frecuentemente escuchamos decir en nuestras ciudades que tenemos “la flota de taxistas y de vendedores mejor educados”. Justamente, hace un tiempo en Lima, un amigo taxista decía, no con poca picardía: “¡pero Doctor, si aquí los taxistas estamos más cultivados que un yogurt!”.